ANTÁRTIDA - EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES: James Clark Ross 1841

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Antártida

EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES

James Clark Ross 1841


l igual que Francia y Estados Unidos, Inglaterra preparó también una expedición al Antártico que fue encomendada al Capitán James Clark Ross, que mandaba los buques Erebo y Terror, este último buque ya había navegado en el ártico en 1836.

Ross tenía gran experiencia por sus anteriores viajes al Ártico. Sabido de los riesgos de sus hombres de contraer el escorbuto, y de que una tripulación satisfecha tiene su base en una alimentación adecuada, se aseguró de que se cargaran sustanciales cantidades de suministros, sobre todo de carne en conserva, además de extraordinarias cantidades de verduras, arándanos, sopas, salazones, etc.

James Clark Ross
James Clark Ross
[Biografía]

Otro punto que Ross consideró importante fue el del alojamiento de su tripulación, por lo que procuró que los interiores fueran habilitados para una estancia cómoda. El 2 de septiembre de 1840 representantes del almirantazgo inspeccionaron las naves y dieron su aprobación. Se pagó el sueldo de tres meses por anticipado a la tripulación, y el 5 de octubre de 1840 las naves Erebus y Terror partieron de Inglaterra hacia los mares del Sur, en un largo viaje de tres años por las regiones circumpolares australes.

La misión de Ross consistía en estudiar ciertos problemas de física general relacionados con el magnetismo terrestre. Hasta el 12 de noviembre de 1840 permanecieron realizando estudios, e instalando observatorios permanentes en diversas zonas, como la Isla de Santa Elena y el Cabo de Buena Esperanza.

Mientras, en Hobart, Ross leía en los periódicos los resultados obtenidos por Dumont d'Urville y Charles Wilkes, esto le influyó para modificar su itinerario inicial. El 12 de noviembre de 1840 El Erebus y Terror levaron anclas y Ross tomó rumbo a la Tierra Adelia esperando encontrar un paso.

Una semana más tarde se encontraron con las Islas Auckland, que Wilkes y Dumont d'Urville habían tocado el mes de marzo del mismo año. Se hicieron algunas observaciones magnéticas y navegaron entonces hacia la Isla Campbell. El 17 de diciembre se encontraban a la altura de Isla Campbell y el 27 encontraron los primeros icebergs y algunas ballenas.

El día de año nuevo de 1841 cruzaban el Círculo Polar Antártico. Pronto tropezaron con un denso hielo y  pésimo tiempo. Los icebergs se extendían ante ellos de forma amenazante. El mal tiempo continuaba, pero el 5 de enero Ross decidió continuar entre los témpanos muy despacio para evitar sorpresas desagradables. Poco a poco se fueron abriendo camino hasta que el 9 de enero consiguieron entrar en un mar abierto; habían descubierto lo que se denominó Mar de Ross.

Los buques Erebo y Terror en tierra Victoria
Los buques Erebo y Terror en tierra Victoria

El 11 de enero de 1841 se vio tierra. Ross pensó en principio que se trataba de una reflexión del hielo, pero cuando se acercaron observó que se trataba de un conjunto de montañas de origen volcánico de entre 2.800 a 3.600 m. de altura, rodeadas de inmensos ventisqueros. Una de las islas de las inmediaciones recibió el nombre de Victoria.

Continuando su expedición hacia el Sur, costeando siempre la Tierra Adelia, llegó a los 77º 32' de latitud donde divisó una montaña de unos 3.800 m. de altura que vomitaba humo y llamas a extraordinaria altura, y que fue denominada monte Erebo. Continuando hacia el sur todos observaron una enorme barrera de hielo de extraordinaria altura, mas largo de lo que la vista podía alcanzar, con caídas totalmente en vertical, sin hendiduras. Navegando a lo largo de esa inmensa placa se dieron cuenta de que era absolutamente imposible penetración alguna. A esta gran masa se le llamó en principioBarrera Victoria, y más tarde Barrera de Ross. La expedición retrocedió después de alcanzar los 78º 4', tras haber recorrido 200 millas a lo largo de la barrera de hielo.

El 6 de abril de 1841 llegaba la expedición al Río Derwent, decidiendo Ross esperar a la próxima estación para reanudar su expedición. Ross se encontraba muy satisfecho de sus esfuerzos ya que no había surgido ningún accidente, calamidad o enfermedad de cualquier género, regresando todos los miembros de su tripulación en ambas naves en perfecta salud y seguridad a este lugar del Sur.

El 23 de noviembre de 1841 Ross regreso con el Erebus y Terror a Tierra Victoria, en un intento de exploración que duró ciento treinta y seis días y que no fue tan afortunada, viéndose con frecuencia en peligro de naufragar. En tres semanas se encontraban de nuevo intentando cruzar los peligrosos hielos flotantes, penetrando entre ellos el 17 de diciembre. El 19 de enero de 1842 el Erebus y el Terror se encontraban en un océano de hielos flotantes duros como el granito, que impulsados por las olas golpeaban contra los cascos de los buques con tanta violencia que los mástiles temblaban. El timón del Terror fue quebrado por el hielo y el del Erebus también tenía problemas. Después de frecuentes sustos consiguieron reparar las naves, continuando hacia el sur el 4 de febrero. A finales de febrero Ross se encontraba de nuevo ante la inmensa barrera de hielo que llevaba su nombre. El tiempo era un problema constante, Ross invirtió gran parte del verano austral en un esfuerzo desesperado por encontrar una entrada en la Gran Barrera. Navegó hacia el Este y un poco más al Sur que en la expedición anterior, pero el cercano invierno le obligó a abandonar su tarea, retrocediendo finalmente hacia el Norte. No fue el regreso nada fácil, sufriendo daños el Erebus que estuvo a punto de naufragar, pudiendo continuar viaje el 15 de marzo y llegando finalmente a las Islas Malvinas (Falkland) sin novedad.

Tras la segunda expedición, Ross emprendió de nuevo el 17 de diciembre de 1842 una tercera desde las Islas Malvinas. Su deseo era penetrar en el Mar de Weddell y proseguir la exploración que realizara Weddell en 1822. En esta expedición descubrió un amplio golfo a la altura de los 64º 12' que llamó del Erebo y del Terror. Las tierras que lo formaban parecían extenderse a lo lejos hasta juntarse con las del volcán Erebo. Desgraciadamente, se encontró con un impenetrable campo de hielos abandonando la misión. Todas las tentativas para adelantarse al Sur siguiendo el rumbo de Weddell se frustraron, no pudiendo traspasar los 71º. 

Con buenos resultados obtenidos en general, arribó el afortunado capitán a Londres el 4 de septiembre de 1843 después de cuatro años y cinco meses de navegación.

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